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Ricardo Urgell: “Me duele mucho vender Pachá en un momento tan dulce”

Ricardo Urgell: “Me duele mucho vender Pachá en un momento tan dulce”

El propietario del embemático imperio de las cerezas confirma que la venta de su grupo empresarial al fondo de inversión Trilantic está prácticamente cerrada por 350 millones de euros. Su intención es seguir impulsando proyectos relacionados con la industria del ocio

Ricardo Urgell (Barcelona, 1937) afronta una de las decisiones más importantes de su vida como empresario y emprendedor: la venta del Grupo Pachá, un negocio familiar convertido en imperio del ocio a golpe de esfuerzo, creatividad e inventiva, al fondo de inversiones Trilantic. Con su humor enfadado y su sorna habitual, Urgell habla en esta entrevista de su grupo empresarial, del mundo de las discotecas, de la situación de la isla y de su futuro, de su crecimiento «desmesurado» y del amor que siente por ella.

-La venta del Grupo Pachá, que usted preside, es uno de los temas más comentados en la calle, en los medios especializados, en las redes sociales y en todos lados ¿Cómo va la operación?
-Dice el refrán: ´No digas que lo tienes vendido hasta que no tengas el trigo metido en el saco y bien atado´.

Creo que nos falta meterlo bien dentro del saco. Dentro de unos días veremos en los medios serios la triste realidad de que se ha vendido el Grupo Pachá. El verano que viene cumple 50 años. La operación está prácticamente hecha, pero no está atada.

-¿Qué incluye esta venta?
-Todo los activos del Grupo. Esto es la discoteca Pachá, el Hotel Pachá, el club restaurante cabaret Lío, Destino Pachá Ibiza Resort, las franquicias internacionales y nacionales, los medios multimedia y hasta el Pachá de Sitges. La operación se hará con el grupo inversor Trilantic.

-¿Le costará mucho ir al notario a firmar?
-Sí, muchísimo. Ha sido como un hijo para mí, en lo profesional.

-¿Le duele desprenderse de este imperio de ocio que ha creado durante décadas con su creatividad y esfuerzo personal?
-Me duele mucho vender Pachá, sobre todo en este momento dulce y cumbre de todas las empresas que componen el grupo, pero es una realidad.

-¿Se echará atrás en el momento de la verdad?
-Podría ser, ya me ha pasado alguna vez que había quedado para vender algo y al final di marcha atrás.

Tiene que haber siempre un suspense en este tipo de cosas.

-Se ha especulado mucho con los términos de la venta y se han barajado muchas cifras que van desde 3oo a 500 millones de euros ¿Cuál es el precio real?
-Al final han sido 350 millones de euros. Empezamos por 500 pero hemos bajado y como los impuestos que hay que pagar a Hacienda por esta venta ascienden a 100 millones, así sin más, al final resulta que trabajamos para ellos.

-Y a la vez que negocia la venta está planeando abrir una sala nueva para el año que viene…
-Se llamará ´Strangers in the night´. Haremos mil cosas distintas: un día con música lenta, otro día con reggeaton, otro con un espectáculo impresionante denominado Fuerza Bruta… y más cosas. La idea es que sea una sala multidisciplinar, porque en este negocio hay que sorprender constantemente al público.

-A su edad parece que hay pocas cosas que le hagan ilusión, pero el monumento al hippie ubicado en el puerto le ha dado una alegría especial. ¿Por qué?
-Básicamente porque me recuerda a las primeras cosas que vi en Ibiza cuando llegué hace unos cuantos años. Quería hacer Pachá, pero como no tenía dinero se lo pedí a varias personas para iniciar el proyecto.

La gente que iba a poner dinero para hacer Pachá Ibiza decía: ´¿Qué vas a hacer allí si sólo hay cuatro hippies?´. Todos los que llevamos aquí muchos años añoramos la isla que era. Uno de los lemas de Pachá en alguna valla dice: «La Ibiza con la que todavía soñamos». Los hippies se merecen un homenaje y un espacio. Como en la Administración todo es un caos, pasamos tres meses presentando el proyecto del monumento como si fuéramos a pedir limosna. Fue complicado. Teníamos una idea con un pedestal más alto que le daba más visibilidad e importancia pero los técnicos lo rechazaron.

-Defíname qué es un hippy.
-Una persona que hace el amor y no la guerra, que vive dulce y tranquilamente. Un payés en su estructura y filosofía de vida también es un hippy. Me parece un honor ser un hombre que vive en el campo y vive de la naturaleza.

-¿La idea del monumento al hippy tiene más recorrido?
-Me gustaría que otras réplicas de este monumento estuviesen también en Amsterdam y San Francisco, que junto a Ibiza fueron el camino natural de este movimiento. Lo vamos a intentar.

-¿Cómo ve la evolución que vive la isla?
-Bien, bonita, pero siempre podríamos matizar un poco. Vendemos desmadre y fiesta, pero ha de estar regulado, debe haber una medida, si no revientan las cosas.

-Pero este año ha sido una temporada récord para Ibiza.
-La temporada ha sido ´mejor imposible´ para todos, y aún así crecerá cada año más. También aumentarán las ilegalidades ya que todo el mundo hace lo que le da la gana: unas administraciones marcan unas normas y otras no.

-¿Puede haber un crecimiento desmesurado que nos haga morir de éxito?
-El problema va a estar en el crecimiento sin orden ni concierto. Lo que no puede ser es que haya cinco ayuntamientos y un Consell para una isla de 572 kilómetros cuadrados. El Consell está simplemente para administrar lo que hacen los ayuntamientos, con leyes muy diferentes en muchos casos que hacen inviables muchas cosas. Tuve la primera discoteca en la ciudad y después han venido muchas ilegalidades de todo tipo. En Sant Rafel, centro de la isla, hay un grano con una estructura urbanística ilegal desastrosa. Es una cadena: si uno comete ilegalidades, el vecino más… y así vamos. Las permisividad conduce al contagio y al desorden. Tiene que haber orden y concierto entre todos los ayuntamientos.

-¿Por qué se queja usted tanto de la Administración, los políticos y de los funcionarios?
-El problema de este país es la Administración: no funciona y frena que sucedan cosas y se hagan proyectos interesantes. No son los políticos, sino muchos funcionarios, los que no valen. Hay una pandilla de incompetentes que no se pueden despedir como pasaría en una empresa cuando un trabajador no rinde o no trabaja. En España hay más funcionarios que en Alemania, que es el doble de grande; este país está dominado por el funcionariado, que tiene la sartén por el mango. Ahora en la isla hay muchos proyectos de hoteles de cinco estrellas. Me gustaría poder hacer algo, pero no te dejan proyectar en un lugar bonito. El éxito de los negocios está en elegir bien la localización y su desarrollo. Es más fácil que funcione un local en un sitio precioso.

-El ocio nocturno y la oferta musical son uno de los principales atractivos de la isla, pero al mismo tiempo los empresarios de la noche son objeto de muchas críticas.
-Me siento una persona honesta que intenta hacer todo lo mejor posible; los demás, no lo sé. Tengo la zona verde y ajardinada más grande de la isla en torno a Pachá… Tenemos que querer más a la isla, invertir en ella y apreciarla, quererla por lo que es, no sólo por los beneficios que nos da. El empresario tiene que impulsar proyectos para mejorar Ibiza, como la idea de ´Entre todos 1.000 palmeras´, que llevo años intentando poner en práctica. Es importante que la isla no pierda la magia. Si no tomamos medidas rápidas, morirá de éxito.

-¿Dónde nos lleva el nuevo rumbo del turismo de lujo?
-A mí me gustaba más la isla hippy, con diferencia. El lujo está bien, no hay que despreciarlo. Uno de los espectáculos más bonitos que tiene Lío es el paso de los yates. Es atractivo ver el movimiento de grandes embarcaciones, aunque veo esos barcos inmensos y pienso que deben tener 200 invitados a bordo por lo menos. Imagínate lo que eso significa en tu casa… vaya rollo.

-Usted ha calificado de «ruido» la música electrónica pese a que le proporciona grandes beneficios. ¿Le empieza a gustar el chunda-chunda, como la ha definido usted?
-Sólo pienso en cambiarle el collar al perro. Lo que me llama la atención es cómo se comporta el público dependiendo de la música que ponga un dj. El otro día fuí a Destino y había unas 6.000 personas; me metí entre la gente para ver su comportamiento, pero no había alegría. La gente movía un poco los brazos y ya está. En cambio, hace poco fui al Pachá de Sitges y el dj pinchaba reggeaton, que no es una música que me encante, pero la gente estaba muy contenta: se reían, bailaban y lo pasaban en grande. Me recordaba mucho al ambiente del Flower Power de los setenta. Los periodos del baile, desde el vals al tango, el twist, el R&B o el rock and roll tienen unos procesos dinámicos y atractivos. Pienso que al techno hay que cambiarle el collar, es una música muy repetitiva. Lo bonito cuando sales de un sitio al que has ido a bailar es estar alegre, cantando, pero ¿cómo vas a cantar la música techno si ni quiera tiene letra?

-La Agencia Tributaria ha inspeccionado 800 locales de ocio nocturno de 12 comunidades de España.
En Ibiza estas inspecciones han sido muy aparatosas y han tenido mucha repercusión. ¿De qué forma han afectado a las empresas y a su imagen? Y en el caso concreto de Pachá, ¿ha afectado a sus planes de inversión o a la negociación para su venta?

-Me da pena que vengan a tu negocio policías con metralletas cuando estás trabajando. Me parece todo desmesurado; al fin y al cabo es el empresario el que les está manteniendo con sus impuestos. En nuestro caso, el Grupo Pachá tiene toda su operativa y su situación financiera y fiscal en regla. Nuestras cuentas son totalmente transparentes, así que no nos ha afectado para nada esa inspección administrativa.

-Usted habla siempre de recuperar la isla. ¿Qué haría?
-La isla tiene zonas estropeadas difíciles de recuperar. Si seguimos a este ritmo se acabará desmejorando hasta el norte de la isla. Cuando la gente viene a Ibiza ciudad me comentan que es fea, y esto me duele muchísimo. Vila debería estar más protegida, por lo menos el área urbana, más embellecida, se debería camuflar lo feo. El ruido de la música debería estar controlado y cada uno hacer ruido sólo en su espacio legal. Lo que no puede ser es que haya música por todas partes.

-¿Incluso en las playas?
-Hay que poder ir a la playa y escuchar el sonido del mar. Si no hubiera música en ninguna playa, se llenarían igual. Tampoco estoy a favor de los party boats. Conservemos la belleza de la isla, del mar, de las playas, del campo… Y el que quiera ir a golfear tiene toda la disponibilidad para hacerlo, pero respetando al que quiere tranquilidad. El respeto es la clave.

-¿Qué le ha parecido el cierre de Space?
-Por un lado me da pena. Pero por otro, como competencia, no, porque hacían lo que querían. Da la impresión de que cuanta más permisividad y libertad hay, más le gusta a la gente. Los discotequeros que han trabajado al aire libre siempre lo han tenido más fácil.

-¿Se va a retirar algún día?
-No. Aunque venda seguiré haciendo proyectos para venderlos. Eso de estar en casita viendo la tele en el sofá no me va. Hay muchos proyectos encima de la mesa… De hoteles… y otras cosas interesantes para Cuba y otros lugares emergentes en el ocio.

-¿Con qué sueña a estas altura de la vida?
-Sueño con hacer una vida más dulce y suave. Me he drogado de trabajo toda la vida y ahora me gustaría sanearme. Quiero navegar y estar en medio del mar, que es mi verdadera pasión.

Source : Ibiza de Diario

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